Ir al contenido principal

Instadramas


Después de darle muchas vueltas, he decidido inaugurar este Blog con algo de humor, una queja y unas reflexiones (vamos, muy yo).
Os pongo en antecedentes: tengo 39 añazos recién cumplidos, soy feminista, llevo casi 10 casada y 17 en total con mi marido, soy profesora de inglés, una loca de las labores y de los gatos y tengo una cuenta de Instagram (además de cuentas en otras redes sociales). Pues tengo un perfil público porque no tengo nada que esconder, porque publico cosas muy normalitas (selfies y fotos de amigos y familia, mis labores, alguna que otra receta y fotos de mi gato), porque a veces participo en sorteos y porque me da la real gana. Hasta aquí todo bien.
Lo que vengo a contaros es, a la vez, una queja y una historia que me sucedió la semana pasada. Es verdad que va por rachas, no publico todos los días, pero estas dos últimas semanas he estado más activa. Pues estas tú tranquilamente con tu flamante foto nueva y alguien comenta “Manda DM, por favor” (en lo sucesivo Tipo 1), y tú te quedas loquer. El cachondeo de amigues y conocides es mortal y el tipo sigue insistiendo. A todo esto, le da por seguirte a otro tío que no conoces ni de la bulla de la feria (en lo sucesivo Tipo 2). Educada que es una, manda Dm a Tipo 1 preguntándole que qué quiere y agradeciendo el  follow a Tipo 2 y escribe “gracias, pero no sé por qué me has seguido” y aquí, hermoses, llega la locura.
Tipo 1 y yo comenzamos una conversación de lo más normal después de que me dijera que le había gustado mi foto y solo quería charlar (de dónde eres, a qué te dedicas, edad, etc.). Normal, repito, hasta la consabida pegunta de “¿soltera?”. Le digo que no y me dice que no pasa nada, que solo estamos charlando y le contesto que ok. Aquí es cuando le posee MR. Hyde y empieza a soltar comentarios sobre mi cuerpo (os recuerdo, solo cuelgo selfies, la operación “aprender a quererme” va despacio), lo sensual que es mi boca (vale, gracias, pero no te he pedido opinión) y que mi mirada transmite “lo sucia que es mi mente y lo que me gusta jugar”. Patidifusa me hallaba, os lo juro. ¿En qué momento el estilo de mis fotos (y mis respuestas) te hacen pensar que quiero tener “ese  tipo” de conversación contigo? Tras echarle una bronca monumental que Tipo 1 se tomó a risa con el consabido “pero si sabes que te gusta y estas deseándolo”, decidí bloquearle. Fin del problema 1.
Tipo 2, cuya bio era “de nota” y debía haberme dado muchas pistas (cito textualmente “I’m a Daddy/Dom/Master. Sigle AF. Looking for LDR. And yes I’m a switch”), me dice que está buscando una pareja BDSM (WTF?). Le contesto que me siento halagada pero que no estoy interesada y dejo el tema.  Me sigue, le sigo (la curiosidad mato al gato, recordad) y a otra cosa, mariposa.  A todo esto, las risas que mi marido y yo nos estábamos echando eran estupendas.  Pues por pura curiosidad y salir de dudas le pido que me explique como co*o se mantiene una relación BDSM con alguien A DISTANCIA (LDR significa Long Distance Ralationship, relación a distancia) y me dice el buen señor que “es capaz de dominar y controlar a alguien a medio mundo de distancia”.  Y ahí queda la cosa.

Ahora es cuando llega mi queja/reflexión: ¿De verdad no podemos subir una foto porque nos apetezca, nos veamos guapas o queramos compartir algo con amigos y conocidos? ¿En qué momento se sienten los “tipos” con libertad de hacer según qué comentarios solo por ver una foto tuya? ¿Tan aburrida es la vida de la peña?  ¿Cuándo vamos a aprender que un cumplido no pedido también es una agresión?  ¿Cómo reeducamos a la población para que esto deje de pasar?
Mi pensamiento final es “haz lo que quieras, siempre va a haber alguien que te juzgue o te malinterprete, así que disfruta mientras”.





Comentarios

  1. Dualidad mi fiel compañera de vida ....Estoy con Luis todo con humor mucho mejor

    ResponderEliminar
  2. Dualidad mi fiel compañera de vida ....Estoy con Luis todo con humor mucho mejor

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Miedo y asco… en Andalucía.

Después del resultado de las elecciones de ayer, no puedo sino hacer una reflexión. Para empezar, no estoy en contra del cambio, ni mucho menos. Creo firmemente en la democracia (“vox populi, vox Dei”y en la alternancia de poderes. Considero que, tras muchos años gobernando, un partido político puede “desvirtuarse” y acomodarse. Dicho esto, ¿en qué narices estabais pensando, Andaluces? ¿Se os ha olvidado que gente como la que ha conseguido un 11% de los votos llevó a cabo un golpe de estado y nos sumió en 40 años de dictadura? ¿Se os ha olvidado la precariedad de nuestros derechos en esa época? ¿Cómo se vota a un partido político que está en contra de tantos derechos? Es cierto que, en épocas de crisis, la sociedad tiende a ir al proteccionismo, a cerrarse en banda al cambio, a la derecha. El miedo a que vengan “otros” a llevarse lo poco que tienes nos aboca a políticas racistas y xenófobas (si no me creéis, echadle un ojo   a la historia del siglo XX). Pero, ¿votar un pa

Las gafas violeta

Siempre me he considerado feminista, no cabía otra opción. No en el mundo en el que vivimos, no siendo hija del patriarcado. El problema surge cuando algo que pasa en tu vida (no necesariamente a ti, sino al mundo que te rodea), tambalea y hace caer todos tus esquemas. No voy a hablar de lo que ha pasado en mi entorno, no creo que sea necesario, pero fue un revulsivo. Me hizo darme cuenta de que hay que seguir luchando, hay que reeducarse y hay que ponerse "las gafas violetas" y, amigues, una vez puestas ya no hay marcha atrás.  Cuando te las pones, te replanteas todos tus esquemas vitales, éticos, de comportamiento, hasta la forma en la que hablas. TODO tiene que cambiar. Todavía hay pensamientos, comportamientos y formas de entender la vida muy influenciados por el patriarcado y la sociedad en la que vivimos. Hace poco, en una conversación con mi marido y un amigo, me di cuenta del largo camino que me queda por delante.  Por suerte, gracias a amigues, conocid